¡Hola! Vamos a iniciar este artículo con un diálogo interno sobre la formación. ¡Al lío!

• Pregunta: ¿Cuántas formaciones has recibido el último año?
• Respuesta: unas 10 formaciones 😀
• Pregunta: ¿En cuántas de ellas consideras que has aprendido algo?
• Respuesta: ¡en todas! siempre aprendo un montón de conceptos y recursos nuevos 🤓
• Pregunta: ¿Cuántas cosas de lo que has aprendido has aplicado realmente?
• Respuesta: ah bueno, pues realmente un par de cosas nada más…. 😬

Y la verdad es que nos pasa demasiado, aplicar lo que aprendemos en una formación en ocasiones no es posible, esto suele pasar por muchos motivos: no hemos elegido bien la formación, era demasiado generalista o demasiado específica, los ejemplos utilizados están muy alejados de tu realidad, etc…

Incluso solemos mentirnos a nosotros mismos diciendo: bueno no pasa nada, seguro que en el futuro lo podré aplicar. Y lo que pasa realmente es que, cuando tienes un problema a resolver, pocas veces vuelves al curso que realizaste, sino que buscas cómo tiene sentido resolverlo en este momento.

Con esto lo que quiero concluir es que cuando no aplicamos los conceptos de las formaciones en un periodo de tiempo cercano, en el momento nos parecen lo máximo, pero pasado un tiempo caen en el baúl del olvido.

Formación experiencial

Hay muchas maneras de aprender y no todas son igual de efectivas. Y es que aprendemos cuando lo necesitamos, cuando nos vemos empujados a ello, cuando tenemos una necesidad clara que cubrir.

En Surfeando el cambio hemos visto que cuando más aprendemos es cuando las formaciones tienen un carácter exploratorio y práctico. Buscamos que la persona sea la que vaya auto-descubriendo las soluciones a los problemas, sin dar pistas ni ayudas.

La velocidad del aprendizaje en estos casos es menor, pero a largo plazo es más duradera, debido a que es la persona la que busca con sus propios medios solucionar el problema, recorre el camino para que el mismo sea capaz de generarse las propias preguntas y auto contestarlas, generando errores y obteniendo aprendizajes.

Las organizaciones como campo de batalla

Las organizaciones están inmersas en un estado de cambio constante para seguir siendo competitivas y tener una buena capacidad de adaptación al mercado. Es por ello que se convierten en el perfecto campo de batalla para entrenar a través de las formaciones experienciales.

Las personas que están en la organización viven en una continua transformación y adaptación. Y aquí es donde entra el aprendizaje, el lugar de trabajo se ha convertido en una palanca clave para experimentar y facilitar el aprendizaje.

En Surfeando el cambio diseñamos las experiencias de aprendizaje basadas en los casos de uso de las organizaciones, donde los empleados obtienen una experiencia de aprendizaje transformadora basada en sus problemas.

¿Cómo sería una formación experiencial?

Pasos para diseñar una formación experiencial:

1. Identificar el caso de uso que refleje el problema real, la necesidad
2. Seleccionar los contenidos formativos que ayuden al caso de uso para facilitar la puesta en práctica de los conocimientos lo antes posible
3. Evolucionar el contenido según el ritmo de aprendizaje de las personas

Además, estas formaciones necesitan compatibilizarse con el día a día y realizarlas espaciadas en el tiempo, teniendo en cuenta las prioridades.

Un ejemplo: El trabajo realizado por los equipos no está alineado con la estrategia de la organización. Además los tiempos de entrega son muy elevados.

Conclusiones

Podemos concluir que:

• Aprendemos cuando realmente hay un sentimiento de urgencia, es cuando nos vemos empujados a ello
• Aprendemos más cuando las formaciones tienen un carácter exploratorio
• El lugar de trabajo se ha convertido en una palanca clave para potenciar el aprendizaje

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